jueves, 24 de octubre de 2013

You owe me a hug~






Género: Shonen ai, fluff.
Pareja: Matsumiya.
Extensión: Drabble.



El despertador sonó, irrumpiendo el silencio sepulcral en mi habitación, y de paso, también mi profundo sueño. Sin abrir los ojos, maldiciendo por lo bajo, saqué una mano de la cama y apagué el condenado aparato infernal. Aún moría de sueño, y si no me equivocaba, hoy era mi día libre, por lo que al parecer olvidé apagar la alarma.

- Menudo imbécil soy…- murmuré entre dientes.
Me disponía a seguir durmiendo, pero esta vez, mi móvil comenzó a sonar, haciéndome maldecir nuevamente. Tomé el teléfono y atendí la llamada.
- ¿Moshi, mosh?- dije en tono bajo
- ¿Qué es eso que acabo de ver en el televisor? ¿Estás hablando en serio, Kazu?- inquirió una voz bastante conocida al otro lado de la línea.
- ¿Jun?- murmuré sentándome en la cama- ¿De qué estás hablando?
- De lo de las noticias, te vi. Dijiste que querías casarte conmigo. Te juro que cuando me lo dijeron, pensé que bromeabas, pero resultó ser cierto.- sonreí al escucharlo, ya podía imaginar la cara que tenía en aquellos momentos.
- Por supuesto que lo dije en serio. Eres el más lindo del grupo después de mí, por lo que deberías de ser mi esposo, ¿no crees?

Escuché la risa de Jun y volví a sonreír, sintiendo como mis mejillas ardían. Había dicho eso en un loco impulso, aunque yo sabía que aquello era mucho más que cierto, y no precisamente porque él fuera el más lindo del grupo.

- Eres increíble, Kazu…
- Y tú me debes un abrazo. ¿Crees que no lo sé? Dijiste que me darías un abrazo por haberte escogido como mi esposo- Jun suspiró antes de contestar.
- Lo recuerdo, y pretendo cumplir mi promesa, ¿tienes planes para hoy? Tengo la mañana libre.
- Hoy es mi día libre, así que estoy disponible-
- Bien, entonces ven a mi casa y desayunemos juntos, ¿Qué te parece?- mordí mi labio inferior, sintiendo como el corazón me latía con rapidez, tal y como siempre me pasaba cuando iba a verlo.
- Pues…-me quedé callado por unos segundos, haciéndome el difícil- Me parece bien, aunque es injusto que sea yo quien tenga que ir a buscar el abrazo.
- Entonces yo iré a tu casa…
- Ya déjalo- le interrumpí- Iré yo y espero que me prepares algo bastante delicioso, ¿ne? Te veo entonces en un rato, J. Voy a arreglarme.

Luego de terminar la llamada, me puse de pie, yendo hasta el baño y dándome una rápida ducha; me puse unos vaqueros azules, zapatillas deportivas, camiseta blanca, y una sudadera amarilla; siquiera me peiné y salí de casa, con los nervios a flor de piel.

No comprendía el porqué de mi actitud, si tenía años conociendo a J y esos encuentros entre nosotros eran completamente normales. O realmente sí lo comprendía, el problema es que Jun me gustaba demasiado, y el estar tan cerca de él causaba esas sensaciones en mí… y últimamente nos habíamos acercado muchísimo más. Aquello me encantaba, pero al mismo tiempo me aterraba a sobremanera.

Al tocar el timbre de su apartamento por segunda vez, él abrió la puerta, esbozando una brillante sonrisa. Tenía unos pantalones de chándal negros y una camiseta azul cielo, llevaba el pelo algo alborotado y las mejillas sonrosadas, haciendo que el corazón me diese un vuelco.

- Okaeri nasai~- dijo tomando una de mis manos, haciéndome pasar.
- Tadaima…- murmuré apenado- ¿Dónde está mi desayuno? Muero de hambre.
- ¿No quieres tu abrazo primero?- inquirió sin soltar mi mano, mirándome con una ceja alzada, soltando mi mano- Y yo que pensé que querías eso…
- Claro que lo quiero, pero pensé que desayunaría primero- justifiqué- Entonces, dámelo, J.

Jun extendió los brazos, volviendo a sonreír. Me acerqué a él y rodeé mis brazos alrededor de su estrecha cintura, apoyando la cabeza en su pecho, y dejando escapar un suspiro en cuanto sus brazos me estrecharon con fuerza. Aspiré el embriagador aroma que desprendía su camiseta, cerrando los ojos y deseando que aquél momento nunca terminase. Jun apoyó su barbilla sobre mi cabeza, suspirando sonoramente antes de hablar.

- ¿Sabes?  No eres el único que desea casarse… a mí también me gustaría casarme contigo, Kazu- dijo en voz baja.
- Yo lo dije muy en serio- respondí en un susurro apenas audible.
- ¿Quién te dijo que yo no lo estoy diciendo en serio? ¿Quién no quisiera casarse con alguien como tú?

Todo en mí se desmoronó en cuanto escuché esas palabras. Abrí los ojos, mirándole en silencio; J simplemente se limitó a sonreír, dándome un tierno beso en la frente, causando que el ardor volviese a mis mejillas.

- Nadie querría casarse con alguien como yo, estás loco…- musité en voz baja.
- Yo si quiero, y sí, puede que esté loco, pero loco por ti, Ninomiya- sonreí nuevamente y me puse de puntitas, dándole un corto y tierno beso. Jun correspondió a aquel roce, llevando una de sus manos hasta una de mis mejillas, acariciándola con delicadeza.
- Creo que después de esto no hace falta decirte que yo también lo estoy, ¿verdad?- susurré contra su boca
- Para nada- negó con la cabeza y me sonrió- Entonces, ¿quieres ya tu desayuno?
- No, prefiero quedarme aquí un ratito más…- respondí antes de volver a apoyar la cabeza en su pecho, sintiendo como él acariciaba mi cabello con delicadeza, haciéndome sentir la persona más afortunada del planeta.

Después de todo, sí había valido la pena el decir lo que verdaderamente deseaba.



2 comentarios :

  1. me encanta como tomaste algo que realmente paso y lo hiciste una historia romantica <3 que bonito!! te quedo muy lindo :3

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    1. Gracias! Me alegra que te haya gustado, y es que no pude evitar hacerlo (como la Matsumiya shipper que soy), y como me emocionó mucho ver que ambos dijeron eso, mi imaginación voló y resultó esto :3

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